Marisu Solís: Color, Memory, and Freedom in Contemporary Spanish Painting

Marisu Solís: Color, memoria y libertad en la pintura contemporánea española

Por And-Art Works Magazine

La pintora asturiana Marisu Solís (Avilés, España 1957) ha construido a lo largo de su trayectoria un lenguaje artístico profundamente personal, capaz de situarla como una voz singular dentro del arte contemporáneo español. Su pintura se reconoce por la intensidad del color, la fuerza del gesto y un equilibrio constante entre pintura abstracta y representación simbólica. Todo ello la convierte en una artista imprescindible para quienes buscan propuestas con carácter y autenticidad en el mundo del coleccionismo de arte.

 

Marisu. Solís - portrait

 

La historia de Solís se conecta con la pintura desde su infancia. Su abuela cubana, también pintora, fue la primera referencia artística en el entorno familiar, y esa herencia dejó una huella decisiva: el valor del arte como medio de expresión íntima y como lenguaje de libertad. A esa raíz se sumaron sus veraneos en el mar de Bañuges y las excursiones a los Picos de Europa, experiencias que marcaron su vínculo con el paisaje y la naturaleza. Elementos que, años después, aparecerán en sus lienzos transformados en signos plásticos autónomos.

 


Su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando coincidió con la transición democrática y la explosión cultural de la Movida Madrileña, un contexto de apertura que definió su actitud ante el arte: arriesgada, libre y en diálogo con la tradición pictórica. De Cezanne a Matisse, de Jawlensky al Expresionismo Alemán, de Sorolla a Fortuny, y más tarde de Alechinsky al Expresionismo Abstracto americano, su obra recoge un vasto legado que reinterpreta en clave contemporánea. Pero su pintura no es cita ni imitación: es síntesis vital y búsqueda personal.

 

Un lenguaje pictórico en transformación

El paisaje, que en sus primeras obras funcionaba como trama naturalista, ha ido perdiendo peso descriptivo para convertirse en una estructura de signos, retículas y grafismos que organizan la composición. Casas, árboles y horizontes ya no son escenarios reconocibles, sino códigos plásticos que vibran como las líneas de plomo de una vidriera o la urdimbre de un tapiz. Esa oscilación entre lo real y lo abstracto es una de las claves de su estilo.

El collage ha adquirido un papel fundamental en sus últimas series. No es un añadido superficial, sino un recurso que introduce rupturas espaciales y, al mismo tiempo, cohesiona el conjunto, enlazando colores y gestos. Con ello, Solís abre su pintura hacia un territorio más libre, cercano a la energía gestual del Movimiento CoBrA y a la síntesis cromática de De Staël.

 

 

Su paleta cromática, antes dominada por grises y azules, se expande ahora hacia tonos vibrantes: rosas saturados, rojos profundos, verdes luminosos. Colores que no solo aportan intensidad plástica, sino también una carga emocional que conecta con la memoria, la vitalidad y el deseo de libertad.

 

Crítica estética: el color como territorio vital

La obra de Marisu Solís no se limita a ser una experimentación formal; es también una reflexión sobre el color en el arte como experiencia vital. La pincelada, compacta y decidida, se vuelve a veces rota, gestual, incluso ornamental, creando un ritmo que oscila entre la tensión y la lírica. En sus cuadros conviven la fuerza expresiva del gesto con una delicada intimidad cromática, en un equilibrio que genera superficies vibrantes, abiertas a la interpretación del espectador.

 

Para el coleccionismo de arte contemporáneo, la pintura de Solís representa una apuesta sólida: una obra que se alimenta de la tradición y de la modernidad, que habla de raíces personales y culturales, pero también de un espíritu universal. Cada lienzo suyo es un espacio de memoria y libertad, un lugar donde lo íntimo y lo exterior se encuentran.

Hoy, Marisu Solís se afirma como una de las voces más singulares de la pintura contemporánea española. Su trayectoria demuestra que el arte no es solo técnica o estilo, sino también biografía, herencia y emoción traducidas en color. Para coleccionistas, amantes de la pintura abstracta y del arte actual emergente, su obra ofrece lo más valioso: autenticidad, fuerza y una vibración cromática inconfundible.


Marisu Solís (ver más)

 

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